Así se desarrolló nuestro Congreso Internacional.

 

Congreso Joseph Lebret

SESIÓN 1.

Colombia es un país que enfrenta muchos retos y, asimismo, requiere de diversas estrategias y visiones para construir un futuro más alentador para una población en la que más del 50% se encuentra en una situación de vulnerabilidad que crece con los años. Así es como se convierte, la extensa investigación de Lebret desde 1958, en una fuente de conocimiento integral necesaria para combatir aquellos problemas que obstaculizan los procesos de desarrollo humano en el país.

 

Antes que nada, desde la planeación del Instituto de la Paz y el Desarrollo (IPAZDE), es preciso resaltar que el objetivo de este espacio se centra en suscitar el estudio y reflexión sobre la proposición presentada por el reconocido economista y religioso Joseph Lebret en las áreas de la Economía y humanismo, incluyendo sus aportes sobre el bien común posicionándolos en un contexto global que requiere de “perspectivas más humanas de desarrollo”, siendo esto una propuesta de desarrollo integral novedosa en su categorización y con miras a superar la situación de pobreza y lento crecimiento generalizado en el país.

Dentro del perfil de la figura modélica de este evento, se encuentra que era un economista francés que hizo una carrera militar en la marina, pero más adelante se retira para convertirse en religioso y abrirse paso en el mundo académico por medio del desarrollo de su tesis de Economía y Humanismo. Se puede expresar que fue un promotor de dialogo por la paz a través de su visión humanista a la que aplica la economía, convirtiéndose en un pionero al unir dos áreas tan diferentes, para coexistir en una sola teoría progresista e innovadora.
Habiendo aclarado lo anterior, se puede determinar que, la economía y el humanismo, no son categorías que se puedan manejar por separado. Son términos que se necesitan el uno del otro, en orden de lograr una armonía integral, ya que en ambos casos es necesario hacer referencia al concepto de justicia, como bien lo señala Fray Juan Pablo Romero, de la Orden de Predicadores, en su discurso introductorio. La falta de oportunidades o recursos se ve como un impedimento a la hora de proyectar una visión digna y justa, obstaculizando directamente la garantía de derechos fundamentales y por tanto un desarrollo sostenible a largo plazo. Es por esto que, la recopilación y estudio de los aportes brindados por Lebret resultan vitales en la lucha contra las desigualdades y, por tanto, en la construcción de un futuro mejor para la nación y el mundo.

Por esta razón, el desarrollo humano y la construcción de la paz, van de la mano pues son herramientas no negociables en la consolidación de la equidad, entendida como “la igualdad entre los iguales” y que progresivamente, llevaran a la paz deseada, dentro de las condiciones básicas necesarias para producir un crecimiento positivo en el país. Para que toda esta reflexión tenga una base sólida, se considera necesario realizar una contextualización histórica que permita vislumbrar el proceso que vivió la investigación en este campo, desde Lebret.
Como expresó Fray Juan Ubaldo López durante su intervención, en la actualidad, se encuentra vigente el componente de deshumanización en la información, los medios de comunicación incluidos, por lo que la predicación dominica fue y es aún de gran importancia en la formación de una sociedad mejor, pues en una “sociedad marcada por la ausencia de valores”, la búsqueda del sentido de la vida se encuentra desvirtuada en las nuevas generaciones y es una responsabilidad de alta priorización brindarles el acompañamiento necesario para que desarrollen una conciencia humanista, siendo mejores profesionales y ciudadanos, y proyecten esto hacia una alternativa de bienestar progresista para todo el país. En pocas palabras, desde una dimensión teológica, la iglesia se convierte en una “universidad confesional” que educa en valores, como la fe, la igualdad y la disciplina, a la sociedad y desde estos la construye para mejor.

Durante el gobierno de Rojas Pinilla, mediante informes por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU), fue posible estudiar los niveles socioeconómicos en Colombia con relación al pensamiento o a los ideales Lebretianos, dando un diagnostico racional y conjunto sobre la situación nacional teniendo en cuenta las condiciones de Desarrollo Humano y la falla educativa que se vivía en el momento, incluido en el informe de 1958. De hecho, hay una preocupación generalizada de la situación económica y social de Latinoamérica, aunque también de otros lugares del mundo que pasaban por la misma situación o incluso, vivían en entornos aún más difíciles de manejar, siendo ejemplos claros la mayoría de países del África o Vietnam, para el momento en que quedaron rezagados del desarrollo integral, practicado por otras naciones. Las falencias encontradas entonces, son obstáculos que se siguen viendo en la actualidad y contra los que se continúa luchando, como se puede apreciar en los múltiples aportes socioeconómicos y educativos del Papa Francisco (Pacto Global por la Educación de 2021) o los descubrimientos publicados por entidades que promueven la Economía Humana, como lo son los actualmente vigentes Objetivos de Desarrollo Sostenible, que permean la realización de importantes herramientas de cambio como, en el caso colombiano, los Planes de Desarrollo Nacional.

Es esta la clase de realización que llevó a L.J Lebret a generar, por medio de sus reflexiones socioeconómicas y teológicas, un puente entre las Ciencias Sociales y la Teología, abriendo un nuevo camino de investigación con miras a un desarrollo equilibrado y racional que permitiera la interacción de la Economía y el crecimiento en directa relación con la religiosidad y la educación Dominica, haciendo evidente que la modernidad y el catolicismo, no tenían por qué estar en distintas dinámicas, si no que podían funcionar de manera simbiótica y, al mismo tiempo, plantea la necesidad de fortalecer el campo para hacer de esta relación una realidad y no solo una idea. Esto genera una tensión con el catolicismo moderno pues la idea de progreso adaptado a la época, sufría una tendencia a ser visto con recelo, por una mala categorización de estas ideas como producto de la izquierda.

Dentro de la socialización de avances de los semilleros apoyados por el Instituto de Paz y Desarrollo, la profesora Arly Rodríguez, miembro del equipo organizador del IPAZDE, señala que esta perspectiva “le da nueva vida a la idea de persona, de dignidad humana tomadas de Santo Tomás. Él ve que no es posible un ascenso humano cuando las condiciones de vida de las personas no son favorecidas por los gobiernos y, de hecho, Lebret hace una crítica fuerte a las clases dirigentes del país” por su cuestionable gestión en cuestiones relacionadas con la garantía de derechos fundamentales y posibilidades con principio de equidad. 

SESIÓN 2.
Posteriormente, se empieza la segunda sesión haciendo una concisa recopilación de lo que se expuso en la sesión anterior y se realiza la introducción pertinente para comenzar las ponencias. Se encuentra que, en esta parte se tratan lo referente a Lebret y el desarrollo Rural, y la encíclica Laudato Si.
Rápidamente, se retoma la idea de que el Padre Lebret, estuvo en Colombia, contratado por el gobierno del General Rojas Pinilla, con el fin de elaborar la Misión Económica y Humanismo, en colaboración con otros organismos multilaterales. Se da la producción del estudio de las condiciones de Desarrollo en Colombia por su trabajo ya siendo reconocido como fundador del movimiento y grupo de estudio Economía y Humanismo.

Cabe aclarar que, El pensamiento propio de Lebret se circunscribe en un contexto de las malas condiciones de los países en vías de desarrollo o “tercermundistas”, por lo cual este pensador hizo énfasis en la idea de que las malas condiciones en la calidad de vida de la población rural, deberían ser priorizadas y tratadas como temas de importancia por los gobiernos. Es preciso señalar que las misiones extranjeras que acompañaban a Lebret, llegan a Colombia, en un contexto de inestabilidad, en el cual el país empezaba a observar el crecimiento demográfico y lineamientos económicos de la posguerra a los que tenía que adaptarse. Viendo estos obstáculos en el desarrollo no solo económico y político del país, sino en el componente humano, señala en su informe la falencia de formación técnica y profesional necesaria para el desarrollo en el sector rural.

Sonia Yaneth Martínez Gómez, una de las ponentes en esta sesión, indica que las propuestas impulsadas por el pensamiento de Lebret, permean en gran medida en los planes de desarrollo concernientes a la ruralidad colombiana, pues se hallan coincidencias teóricas al interior de estos, principalmente en el correspondiente al segundo periodo de gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, comprobando que estas ideas siguen estando en vigencia.

Sin embargo, se habla de una persistencia del problema hasta la actualidad. El problema de la tenencia de tierras, como en el caso que la profesora Arly Rodríguez ofrece como ejemplo, cuando dice que “en la Cátedra de Paz que se desarrolló la semana pasada y que se encuentra grabada en Face, nos hablaban de la experiencia de Catatumbo, donde las macro plantaciones de palma de cera han tenido una afectación social y por su puesto ambiental”, todo esto porque las tierras son concedidas desde el Estado a Empresas Multinacionales, dándoles más protagonismo dentro de la explotación de recursos que a los locales. En pocas palabras, pasamos de familias terratenientes en expansión, a el mismo proceso, pero con Multinacionales como actor sustituto. Frente a lo anteriormente expuesto, el Fray Pedro José Díaz Camacho añadía que el Gobierno crea sus Planes de Desarrollo Nacional en discontinuidad con lo que se plantea en el pensamiento de Lebret y sus múltiples campos de acción y es por ello que, en parte, el país continúa teniendo un desarrollo lento, no uno armónico e integral.
También, Sonia Liliana Tejedor, segunda exponente de la sesión, en su investigación sobre el padre Lebret explica que, existe una relación entre lo que se habla en la encíclica Laudato Si y la Misión de Economía y Humanismo de 1958. Esta encíclica, escrita por el Papa Francisco I, se centra en la idea del bien común y, por tanto, representa algunas similitudes congruentes con el pensamiento de Lebret. El informe del Padre Lebret en Colombia visibilizó las secuelas de una sociedad desigual y las consecuencias de la injusticia social, porque debe haber una aceptación de la realidad del desarrollo tecnológico, pero sin dejar a un lado el bien común.

Es importante resaltar que, en el tiempo en que la misión tuvo lugar, la Colombia rural carecía de centros educativos y no había docentes o profesionales en educación para esta área, el alfabetismo era amplio y había menos garantías. En este contexto, la expositora ofrece los términos de igualdad social y economía del campo (organización técnica), señalando que el Gobierno debe reconocer que la producción agrícola, campesina en general, es sumamente relevante y por esta razón es imprescindible brindarle una correcta educación técnica al sector rural, para optimizar su papel en la economía nacional, pues la Institucionalidad es una de las características que necesariamente, contribuye al crecimiento integral de todas las áreas en un país.

Un ejemplo clave de la importancia de la Institucionalidad implicada en el bien común para la sociedad, como lo señalaron todos los ponentes en su momento, son los planes de desarrollo e incluso, la formulación e implementación de políticas públicas, dentro de los cuales se plantea la necesidad de reestructurar y mejorar los modelos de gobernanza sobre la sociedad civil que posee un papel imperante y requiere de una formación que atienda a las realidades sociales y problemáticas arraigadas de los territorios y, así favorecer la productividad general.
La docente investigadora, Laura Bermúdez, destaca la idea de que Lebret ha aportado a varios campos de manera innovadora para su época y que, al día de hoy, todavía permea temáticas vigentes en la agenda nacional e internacional, tan importantes como lo son los ODS. Los principios del pensamiento de Lebret (bien común, cooperación, desarrollo sostenible, entre otros), no solo crean una perspectiva positiva para la dimensión económica y social, en esta clase de temáticas, si no que involucra el componente humano dentro de cada punto, otorgándoles a estos objetivos un accionar más cercano a las realidades en las que se van o están siendo implementados, pues “surge de las personas (del individuo), hacia las instituciones”, evidenciando en su discurso que el pensamiento de Lebret sigue siendo actual, que aún se adapta a la realidad presente.

Finalmente, se realiza la reflexión de que en el papel, muchas veces se puede encontrar un plan de desarrollo que esté enfocado hacia un desarrollo sostenible y humanista como el planteado desde el pensamiento Económico de Lebret; sin embargo, cuando se realiza un diagnostico directo a la realidad de su implementación, se hace evidente que, aunque existen relaciones obvias, se desvían de la perspectiva humanista de Lebret, pese a que se intenta desarrollar un modelo de desarrollo humanista sostenible, efectivo y factible, situado dentro de parámetros internacionales de bien común como lo son los ODS pero, en el contexto colombiano, sin pasar por alto sus particularidades y problemáticas.

Link de la transmisión: Congreso Internacional Lebret.

 

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