*Por Andrés Knudsen
El conflicto armado en Colombia ha producido un impacto negativo en generaciones de colombianos, lo cual ha moldeado la percepción de la mayoría de la población sobre los actores que han participado a lo largo de la historia de nuestro país durante el conflicto. Sin embargo, algunos actores que han participado de una forma no bélica, no se analizan significativamente dentro de esta problemática; esta columna de opinión busca centrarse en el papel de la Iglesia Católica dentro de este contexto.
A lo largo de la historia, la Iglesia Católica ha desempeñado un rol clave en diversos procesos fundamentales para la sociedad colombiana. Ha brindado apoyo al gobierno nacional, asumiendo responsabilidades como la educación en valores morales y desarrollando iniciativas humanitarias enfocadas en la protección y promoción de los derechos humanos. Un ejemplo destacado de estas acciones es la labor de "Cáritas Colombia", organización que ha sido un pilar en la atención de necesidades humanitarias y la defensa de los derechos fundamentales en el país. En esta misma línea los Padres Eudistas han liderado una campaña de alfabetización básica en zonas rurales, además de ofrecer becas educativas y promover la educación gratuita, con el fin de fomentar el desarrollo y el progreso de la comunidad, la justicia, la libertad, y la reconciliación. Este apoyo ha sido vital en la prevención de la descomposición social, especialmente frente al desgaste generado por un conflicto armado que ha afectado al país por más de seis décadas.
El conflicto armado en Colombia ha afectado profundamente al país, tanto de manera directa como indirecta. En este contexto, la Iglesia Católica ha desempeñado un papel significativo en la mediación entre los diferentes actores, promoviendo caminos hacia la paz y el diálogo en lugar de la violencia; ejemplos de esta mediación incluyen su participación en la liberación de secuestrados y en los acuerdos de paz con grupos como el M-19 y las FARC-EP. Por otro lado, la Iglesia brindó apoyo en la implementación de los acuerdos de paz del 2016, promoviendo la reconciliación y fortaleciendo una cultura de perdón en el país, su labor se ha enfocado en superar la polarización que fragmenta a la sociedad colombiana, contribuyendo a una visión compartida sobre el futuro del país.
El papel de la Iglesia Católica en el contexto del conflicto armado colombiano ha sido multifacético y trascendental, además de su contribución como mediadora en distintos procesos de paz, su influencia se ha extendido a aspectos fundamentales como la educación, la promoción de los derechos humanos y la reconstrucción del tejido social. Las iniciativas dirigidas a la alfabetización, el apoyo a las víctimas y la reconciliación han sido esenciales para mitigar los efectos del conflicto y fomentar una cultura de paz.