*Por David Mendoza Naranjo
Es desolador ver como la historia del país ha estado impregnada de hechos violentos, desde la época de la violencia (1948-1958) se destacan particularmente enfrentamientos entre el Partido Liberal y el Partido Conservador, esto se intensificó a raíz del el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948. La Violencia dejó alrededor de 190.000 personas fallecidas y generó la formación de grupos armados en el año 1964, con la fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), estos grupos fueron influenciados por ideologías marxistas-leninistas en respuesta a la exclusión política y las desigualdades sociales latentes de dicha época.
La formación de estos grupos marcó el inicio formal del conflicto armado en el territorio, junto con la intervención del narcotráfico que surge en los 80 convirtiéndose en un factor clave en el conflicto, esto le proporcionó recursos a los grupos al margen de la ley, comprendiendo que el surgimiento de los grupos paramilitares nacen como una respuesta a la insurgencia guerrillera.
Colombia se ha destacado por tener una diferenciación acerca de cómo etiquetar la violencia que sufre el país, suele denominarse como un ‘’conflicto interno’’ o como una “lucha contra el terrorismo’’, pero desde la sociedad se puede comprender como una serie de consecuencias como el desplazamiento forzado, masacres, victimas, desaparecidos, asesinatos, reclutamiento forzado, que han sido perpetuados por los grupos mencionados anteriormente, y por la poca intervención estatal.
Pero dentro de la noche más oscura existen estrellas fugaces, que dan luz a la tenue oscuridad, con esto me refiero a que de igual forma han existido procesos que han construido paz en el país. El Acuerdo de Paz con las FARC-EP firmado en el 2016 bajo la presidencia de Juan Manuel Santos, buscaba darle fin a la violencia, disponer la verdad, justicia y reparación para las víctimas y promover la participación y la democracia en el país, a través del mismo se creó la Comisión de la Verdad y un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, que incluye la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP); la implementación de estos mecanismos representan un esfuerzo por enfrentar y superar el pasado violento del país. No hay espacio en este conflicto para la indiferencia, debería promoverse una visión de compresión por el conflicto, las víctimas, y la reparación, ya que nadie está exento de verse afectado directamente por el conflicto.
Como se mencionó antes, un porcentaje importante de la sociedad colombiana ha experimentado las consecuencias de la violencia, sin embargo se vive bajo la posibilidad de aspirar a una Colombia en paz, distintas personas comparten el deseo de vivir en paz, sin importar región, credo, edad o género. Aunque el proceso puede ser complejo, existe la posibilidad de trabajar conjuntamente para construir un país donde la paz esté presente para todos.
*Estudiante de VII semestre de Gobierno y Relaciones Internacionales-voluntario IPAZDE.
