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La Paz Colombiana, Siempre al Alcance Nunca a la Mano.
*Por Juan Camilo Acevedo
A lo largo de la historia de Colombia, el concepto de identidad nacional ha sido moldeado por una serie de eventos que, paradójicamente, giran en torno a la búsqueda de la paz. Sin embargo, como decía Jaime Garzón: “si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos”. La paz, más que un destino, ha sido un espejismo que parece alcanzarse solo para desvanecerse en la bruma de los conflictos internos, la violencia y la polarización. Este ciclo ha sido el hilo conductor de la identidad de un pueblo que se define tanto por sus luchas como por sus sueños.
La identidad colombiana está forjada por las contradicciones; es un país donde los intentos de paz son tan frecuentes como los fracasos que los siguen, y, en medio de esa ambigüedad, se va construyendo un sentido de ser y de pertenencia. Desde los primeros encuentros entre indígenas y colonizadores, el conflicto ha estado presente, y con cada nueva etapa histórica, esa lucha por definir quiénes somos se ha vuelto más compleja. Las guerras de independencia, en lugar de unir al país, lo dividieron en bandos ideológicos. Bolívar y Santander, dos figuras cruciales en esa lucha, terminaron siendo los símbolos de una nación incapaz de reconciliar sus propias diferencias, a pesar de haber ganado la libertad del yugo español.